Espacios educativos - Universidad
Este proyecto fue uno de nuestros primeros encargos y nos llena de orgullo por su impacto social. Representa una historia de éxito de emprendedores que respondieron a la necesidad de educación accesible para una parte importante de la sociedad.
La universidad enfrentaba un rápido crecimiento y operaba en instalaciones alquiladas. Se nos pidió diseñar un proyecto 100% reciclado que pudiera retirarse en cualquier momento. Construir aulas de manera tradicional en una propiedad alquilada no era sostenible, y no había capital suficiente para ello. Era necesario encontrar un nuevo modelo de arrendamiento para instalaciones educativas. En julio, la universidad debía decidir si admitir a los cientos de prospectos que querían ingresar en agosto, lo que requería seis nuevas aulas para 180 alumnos. El único espacio disponible era un estacionamiento de 1,000 m² con acceso complicado.
La logística era un desafío, ya que el inmueble se encuentra en una zona con calles estrechas, dificultando el giro de los camiones. Tuvimos que obtener permisos de los vecinos para maniobrar y poder ingresar los contenedores de forma segura.
La preparación fue meticulosa, ya que el terreno presentaba niveles inadecuados y había problemas de inundación en el área norte. Decidimos instalar zapatas a 40 cm del suelo para evitar problemas con el agua. Esta primera etapa de construcción tomó 30 días, y los salones estuvieron listos el 1 de agosto, sorprendiendo a alumnos y maestros. Nuestra empresa decidió arrendar las aulas.
Los estudiantes se mostraban incrédulos al enterarse de que las clases se impartirían en contenedores, pero no tardaron en convertirse en los espacios favoritos de todos. Resultaba emocionante tomar clases en estas "cajas gigantes".
Tres meses después, la universidad nos contactó nuevamente: "Necesitamos más aulas, y con urgencia". Era noviembre, y había que entregarlas para enero. La demanda seguía creciendo, y debían decidir si inscribir a más estudiantes. En esta ocasión, requerían ocho nuevas aulas. Dado que las fiestas de diciembre se interponían, teníamos que trabajar en tiempo récord. El plan maestro incluía 24 aulas de 30 m² cada una, cortando dos contenedores por la mitad para crear salones de 6 x 5 m, con capacidad para 22 alumnos por aula. Pensamos que pasaríamos la Navidad en la universidad, pero el 20 de diciembre entregamos las nuevas aulas, inauguradas en enero.
Las áreas de tránsito también se resolvieron con materiales reciclados. Optamos por utilizar durmientes de tren, ideales por su durabilidad y bajo mantenimiento, fáciles de encontrar en San Miguel de Allende.
Con la primera fase de 12 aulas completada, el espacio se había agotado. Nos pidieron construir una cafetería, que realizamos con un contenedor de 20 pies. Al año siguiente, recibimos otra llamada: "Necesitamos más aulas... y con urgencia". Era junio, y requerían 12 nuevas aulas y un gimnasio, todo en un segundo piso. La nueva dificultad era que no podíamos trabajar durante las clases, por lo que debíamos llevar las aulas listas e instalarlas en un fin de semana. Trabajamos intensamente durante un mes, cortando, transportando y ensamblando todo con precisión.
Fue un fin de semana largo, pero el domingo por la noche terminamos. Al día siguiente, los alumnos quedaron asombrados al ver cómo su universidad se había duplicado, ahora con nuevos salones en color blanco, acorde a la imagen institucional. Con el tiempo, la universidad decoró el espacio con buen gusto, incluyendo plantas y una pequeña fuente central.
Se consideró la orientación de las aulas para minimizar la entrada del sol y se instalaron aires acondicionados para mayor confort. Además, el 100% de la electricidad consumida es generada por paneles solares.
Estudiar en una universidad que ofrece calidad académica a bajo costo y es amigable con el medio ambiente es un ejemplo de cómo, con imaginación y determinación, se pueden lograr grandes cosas. Nos llena de orgullo ser parte de este proyecto